La entrada en la corte musical por la puerta grande de Soleá Morente, hizo que el público asistente al concierto presentación de su primer álbum, quedara inquieto ante la salida al escenario del estreno de la hija mediana del maestro nazarí, Enrique Morente; su timidez jugaba a su favor, vestida de blanco y azabache, elegante, discreta, y luciendo derroche de entusiasmo arrancaba la noche.
Una presentación por todo lo alto de su disco, Tendrá que haber un camino, debut en solitario que tuvo lugar el pasado jueves en la sala Joy Eslava de Madrid con un público efervescente ante lo que iba a suceder.