La Plazuela de la Cebada, ha sido históricamente un lugar estratégico para el abastecimiento y venta de productos perecederos; su situación, primero a extramuros, con los accesos a la villa, a través de las cercanas, Puerta de la Latina y de la Puerta de Moros y después, con la llegada de la corte de Felipe II en el Siglo XVI; intramuros, incluido dentro de la villa, y como situación privilegiada, en su entrada por la Puerta de Toledo.
Durante éste tiempo, la venta de hortalizas, verduras y cereales, éra muy común en los puestos callejeros del barrio, existiendo el trueque como medida de pago, muy usual a partir del Siglo XVIII. Los tenderos servían sus productos a pie de calle, hasta que la falta de higiene, espacio y comodidad, se derivó en lo que luego llegaría, con el pionero Mercado de la Cebada.