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martes, 19 de febrero de 2013

El Palacio de Villahermosa.

Los origenes de éste Palacio, se remontan al Siglo XVII; cuando por aquel entonces, los duques de Pico della Mirándola, nobles italianos; decidieron construirse un Palacio en la zona mas cortesana de la época; la confluencia del Prado viejo con la Carrera de San Jerónimo, justo enfrente del Palacio del Buen Retiro, donde Felipe IV, decidió hacer su residencia de descanso.

La cercanía a la realeza, pero también a la aristocrácia; donde se construían villas de recreo, unas zonas abiertas, donde se permitían a éstas casas-jardin, disfrutar de todo su entorno, y de la vida social. En sus proximidades, justo enfrente, podíamos encontrar el Palacio de Medinaceli (hoy, Hotel Palace), y del Palacio de los Duques de Bejar, en la cercana calle Alcalá (hoy, Banco de España).

El Palacio de Villahermosa.

Situado en un sitio muy privilegiado, en el año 1771, los duques de Villahermosa, lo adquieren como residencia habitual; realizando una profunda reforma en sus instalaciones, por parte de Antonio López Aguado (arquitecto, que realizó la Puerta de Toledo y la Fuentecilla, entre otros...). El Palacio se compone de una fachada roja de ladrillo, algo discreta, y de planta rectangular, algo irregular, con tres alturas en superficie, enmarcado con pilastras y un frontón central y distribuido en tres partes, dos al exterior y la tercera al jardín.

El Palacio de Villahermosa.

sábado, 2 de febrero de 2013

La Fuentecilla.

Aún teniendo el simbolismo que tiene, aún hay mucha gente que desconoce la situación de ésta pequeña fuente. Se trata de un monumento homenaje por la restitución de la casa borbónica en España, tras la invasión francesa y reinado de José Bonaparte, culminado con la guerra de la Independencia, el cual, el rey Fernando VII, el deseado, volvía al trono a finales del 1813, tras el exilio.

Uno cuando se adentra, por una de las principales puertas a la villa, la Puerta de Toledo, y antes de llegar a la Plaza de la Cebada, en el cruce de las calles, Toledo y Arganzuela; se encuentra con una pequeña fuente-monumento, conocida como La Fuentecilla. Se trata de un proyecto al igual que el de la Puerta de Toledo, del arquitecto Antonio Lopez Aguado, para conmemorar el deseado retorno. El escultor del mismo sería Fracisco Meana y la obra sería ejecutada por Alfonso Rodriguez, arquitecto de la casa real, en 1815.
La Fuentecilla.

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